
Eran las 6:30h y nos despertábamos con el sol saludando a través de las persianas. Estábamos muy emocionados, pues era nuestra primera mañana en Bahía Drake y sabíamos lo que nos esperaba en el Parque Nacional Corcovado. Habíamos escuchado muchas historias sobre lo realmente remoto e inaccesible que es el Parque, pero como ya habíamos estado en otros “Parques remotos” de Costa Rica, pensamos que no era gran tema. No tuvimos la oportunidad de llegar en avión porque veníamos de Uvita, y no tenía sentido conducir de vuelta a la capital solo para volar a Bahía Drake. En vez de eso, optamos por alquilar un 4x4 y llegar directamente por carretera. Tardamos 3 horas y media porque en algunos puntos las carreteras estaban bastante dañadas, y eso que fuimos en plena temporada seca (era febrero). No recomendaría a nadie visitar la región en temporada lluviosa porque más que complicado, puede ser peligroso.
Corcovado
La conservación de esta región se atribuye principalmente a su ubicación tan remota, que ha protegido a Corcovado del mega desarrollo y de la interv...Leer más
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El barco nos esperaba a las 7:30h para empezar el día, por lo que nos vestimos, desayunamos, y metimos en una mochila pequeña nuestros esenciales para pasar el día. En el barco nos esperaban el capitán, Gerson, y nuestra guía local (acreditado por el ICT -Instituto Costarricense de Turismo-) con una gran sonrisa. Si sales de Bahía Drake, la entrada más conveniente al Parque se encuentra en San Pedrillo a 30 minutos en barco. Recomendamos totalmente hospedarse en Bahía Drake porque ofrece la versión más salvaje de Corcovado, y este trayecto en barco es el perfecto ejemplo, con algo de suerte, podrás observar delfines y ballenas jorobadas durante el trayecto.
Ya en tierra empezamos nuestro recorrido por el Parque a través del sendero Pargo Arriba, nombrado así por bordear el río Pargo. Este sendero a pesar de ser únicamente de 2.2 kilómetros, tiene una dificultad de media a compleja por su topografía irregular. Es importante recalcar que en general, el atractivo más grande de Corcovado, su ubicación remota, en ocasiones lo convierte en increíblemente intenso. Para visitar este Parque, y en especial San Pedrillo, es necesario estar abierto a la aventura sin las comodidades del día a día. Luego de explorar el bosque tropical y toda su biodiversidad, extendimos una manta para hacer un picnic, en esta zona no hay restaurantes buenos, pero fue sin lugar a duda la mejor comida del viaje. En este punto no puedo más que recalcar la importancia de recoger toda la basura que generamos en el almuerzo y durante el día. Por ser una zona protegida, es ilegal contaminar, pero más allá, es nuestra responsabilidad como turistas mantener las Áreas Protegidas exactamente como las encontramos, no podemos dejar que los turistas sean la causa de contaminación de Corcovado.
Una vez terminamos de comer y recogimos todo, seguimos por el sendero La Catarata. Este sendero era un poco más sencillo, pero de igual manera estaba más complicado que otros Parques Nacionales. Al final de nuestra caminata nos esperaba la gran sorpresa: una catarata tranquila y prácticamente para nosotros solos. Nos metimos en sus aguas para refrescarnos y para poder disfrutar de la gran recompensa que había tenido nuestro esfuerzo.
Después de 6 horas intensas de tour, a la 13:30h nos montamos en el bote que nos llevaría de regreso a nuestro hotel en Bahía Drake. Una ducha, y una breve siesta después, salimos a conocer el pueblo en busca de una comida local. Encontramos el restaurante Kalaluna Bistro que ofrece una fusión de comida local y mediterránea inmejorable. No fue la opción más regional, pero sin lugar a duda, la más exquisita y óptima para terminar el día.
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