
El sol entraba a mi cuarto para avisarme que era hora de surf: 6 am. El día empezaba como cualquier otro en estas vacaciones, me fui con mi instructor de surf, Bryan, a Cabuya en su quad. Llevamos las tablas de manera perpendicular al quad, esa costumbre tan tradicional de Santa Teresa. Conducimos a Cabuya que queda a 45 minutos de Santa Teresa. Es necesario ir en 4x4 porque es una ruta sin asfaltar, un camino de piedra y tierra que cruza 3 ríos. Después de vivir en España tantos años, cuando vuelvo me sigue sorprendiendo que esta sea la rutina mañanera diaria de esta zona de mí país. Llegamos a Cabuya a las 6:50 listos para tomar olas.
Santa Teresa
Si existe un aspecto que todo viajero menciona cuando conoce Santa Teresa, es su autenticidad. Estamos hablando de una playa que hace 15 años era bá...Leer más
Información de reserva
Este destino aparece en 1 de nuestros circuitos:
- Lo Mejor de Costa Rica / 12 Días
Aplicamos cera sobre la tabla, nos pusimos nuestros trajes de baño, y nos metimos al mar. Nos encontramos con varios amigos de Bryan que estaban en Cabuya con el mismo fin: empezar el día de la mejor manera. Me gusta recalcar esto porque la gente suele pensar que el objetivo es agarrar la mayor cantidad de olas, o la más grande. Pero el enfoque es diferente. Para los locales, el surf es un estilo de vida, una manera de conectar con Santa Teresa, su gente y su naturaleza.
Surfeamos por unas 2 horas más o menos, yo tratando de mejorar mientras para mi instructor la técnica era tan intuitiva como respirar. Al salir del agua, se nos acercó otro grupo de surferos locales a preguntarnos qué íbamos a hacer el resto del día. Ambos comentamos que no teníamos mucho planeado (la norma en Santa Teresa), e inmediatamente nos invitaron a unirnos en sus planes.
Sin pensarlo nos unimos a ellos. Lo primero fue ir a desayunar: gallo pinto, huevos, plátano maduro y tortillas. Aproveché este momento para preguntarle por experiencias a las que los turistas no suelan llegar. Ninguno tuvo que pensarlo antes de responder: Isla Cementerio. Suena como el título de una película de miedo. Se rieron e insistieron que es una maravilla, y que es una auténtica joya para los locales. Me emocioné bastante por la propuesta, terminamos el desayuno y nos dirigimos hacia la isla, ubicada a 5 minutos del restaurante.
Llegamos todos en nuestros quads al parking, y enseguida lo entendí. Como el nombre indica, la isla es el cementerio para muchas familias en Cabuya. Se dice que llevan más de un siglo con esta tradición. En marea alta la isla se vuelve inaccesible, pero con marea baja se abre un camino para llegar, según los locales “como cuando Moisés partió el Mar Rojo. Por suerte, después del desayuno ya había bajado la marea, y eso nos permitió adentrarnos en la isla. Era muy similar a lo que tenía en mente, pero verlo en persona fue realmente impactante. Es un lugar que los locales viven con mucha espiritualidad y me emocionó que me invitasen a compartirlo. Esta parte del viaje fue realmente especial porque encontré una experiencia realmente auténtica, y todavía más asombrosa de lo que habría esperado.
Para aprender más sobre todo lo que ofrece Santa Teresa, lee nuestro artículo.